Viviendo En El Presente (Spanish Translation)

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Capítulo 30: La Joya De La Sangha

No te asocies con amigos de mal carácter;
No te asocies con personas malvadas;
Júntate con amigos virtuosos.

Dhammapada 78

La práctica Budista está apoyada y nutrida por una comunidad de condiscípulos practicantes. La Sangha es una de las Tres Joyas que dan aliento a la vida espiritual de los practicantes. Mientras que el Buda, el Dharma y la Sangha pueden servir por igual como punto de apoyo y refugio, muchas veces las comunidades Budistas en diferentes culturas le ponen más énfasis al uno que al otro. En la comunidad norteamericana, por ejemplo, se le da más importancia a las primeras dos joyas. Los practicantes están más interesados en el Despertar, la práctica y las enseñanzas que en la comunidad que apoya la práctica.

La práctica y las enseñanzas del Vipassana se han establecido en el mundo occidental ya por más de treinta años. Pienso que un elemento que queda por desarrollar, al menos entre el círculo de budistas norteamericanos, es un sentido más profundo de comunidad entre los practicantes. Es hora de crear un balance con las otras dos joyas. Al igual que las tres piernas de un trípode, cada una es necesaria.

Practicar de forma solitaria puede ser muy difícil. La práctica espiritual muchas veces cambia nuestras prioridades y valores. Valores como la satisfacción espiritual, la paz, la generosidad, el amor, y la compasión que muchas veces resultan de la práctica están opuestas a los valores del consumismo, la ambición, el egoísmo, y la insensibilidad que son bien comunes en la cultura popular. Una comunidad de practicantes ofrece apoyo mutuo para vivir una vida guiada por valores espirituales contrarias a la cultura dominante.

Cuando la práctica espiritual ocurre dentro de una comunidad religiosa la comunidad se convierte en un espejo para nuestra vida pues nos ayuda a auto-observarnos por medio de las relaciones que establecemos con otros practicantes. Yo primero me sentí motivado a vivir en una comunidad Budista porque quería recibir el beneficio de observar mi vida a la luz de los practicantes más maduros. Me fijé que ellos, en contraste con mis amigos, no apoyaban ni participaban en el alimento del ego y en el reaccionar emocional. Como ellos no participaban en dicho egoísmo yo podía ver más claramente las diferentes maneras en que yo lo hacía.

Mis primeros años de práctica en una comunidad Budista también fueron valiosos porque observé ejemplos frecuentes de personas que expresaban compasión y bondad. Dichos ejemplos servían como lecciones prácticas e inspiradoras que me enseñaban a actuar de forma parecida.

Desde luego que otras comunidades, aparte de las budistas, pueden servir como modelo y espejo para la vida espiritual. Sin embargo, la dedicación a la práctica y a la meditación que es típica de las comunidades Budistas a veces les distingue de otros grupos. Si tenemos un conflicto con alguien o no nos parece bien lo que han dicho o hecho no los expulsamos de la comunidad. Más bien tratamos la situación con una actitud de investigador, sin recriminaciones, basados en la atención plena. Tratamos de identificar con sinceridad y sobriedad los apegos, los temores, las proyecciones y las confusiones que afectan nuestras relaciones. Buscamos oportunidades para la reconciliación y formas sabias de practicar el respeto mutuo que da cabida a las diferencias normales que existen entre los seres humanos. Nuestra dedicación al ser inclusivos significa que la Sangha es, o aspira ser, un sitio seguro para que todos puedan ser personas auténticas en nuestro medio, lo cual es un requisito para la práctica Budista profunda.

Por esta misma razón, la Sangha es un sitio seguro para que las personas experimenten con formas nuevas de expresión y comportamiento. A medida que la práctica relaja nuestras inseguridades y los patrones automáticos de nuestro comportamiento, la Sangha podría ser, por ejemplo, un lugar donde las personas que hablan compulsivamente hablen menos, o los que son demasiado tímidos se expresen más abiertamente.

Aunque hay muchos beneficios que surgen de la práctica en grupo, también es justo reconocer las limitaciones. En el momento cuando un grupo de personas se asocia en comunidad, se genera una cultura en miniatura, y las culturas siempre tienen sus puntos débiles, aspectos que no captan sus miembros, que podríamos denominar “sombras.”Si usted no se asocia con comunidad alguna porque siempre te fijas en las debilidades de los grupos entonces todas las comunidades te van a parecer inadecuadas. Si te relacionas solo con los puntos fuertes o “las luces” de una comunidad, lo que te parece bonito o especial, entonces estás perdiendo una oportunidad bien valiosa de crecer espiritualmente. Y si solo te relaciones con las sombras pierdes por igual. Una de las funciones de la práctica Budista es el de clarificar e inclusive hacer relucir las “sombras,” para producir un balance con la luz. Sino practicamos a consciencia y con franqueza, las sombras de la Sangha permanecen vivas pero escondidas.

Por ejemplo, una de las “sombras” más comunes que está latente en las comunidades Budistas es la ira. Este es un sentimiento que a todos nos aqueja pero tratamos de evitar reconocerla porque en el Budismo valoramos la bondad y la compasión. Los practicantes se muestran renuentes a mostrar esa parte oscura de sus emociones a los demás, y lo esconden aun de sí mismos. La práctica de la atención plena sirve como antídoto para esas sombras escondidas. A medida que nos hacemos más y más presentes para nuestro cuerpo, nuestros sentimientos y nuestros pensamientos aumenta nuestra honestidad y transparencia en cuanto a nuestra vida interna y la vida que compartimos con otras personas.

La vida está compuesta por una diversidad de encuentros e interacciones con otros seres y por medio de ellos aprendemos muchas lecciones. La práctica Budista propone que observemos detenidamente que es lo que contribuimos a cada encuentro.¿Hasta qué punto nos abrimos a otras personas?¿Cómo intentamos controlar o definir la relación? ¿Qué postura tomamos con los demás?Relacionamos con el mundo con un estado de serenidad es algo maravilloso y muy grato. Una comunidad de práctica Budista es un sitio donde podemos aprender a aplicar la tranquilidad a la vida en sociedad.